El nido del cuco by Camilla Läckberg

El nido del cuco by Camilla Läckberg

autor:Camilla Läckberg [Läckberg, Camilla]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2022-09-12T00:00:00+00:00


* * *

PATRIK SE HABÍA alejado de las casas y estaba contemplando el mar sin poder asimilar las vistas. El cansancio lo inundaba en oleadas. Era temprano por la tarde y llevaban en la isla desde antes de las doce del mediodía, pero tantas horas de concentración absoluta no tardarían en consumirle toda la energía. Aun así, sabía que tenía que continuar un par de horas más.

Se habían tomado un descanso y sus colegas esperaban en la explanada que se extendía entre las casas. Lo único que necesitaba era estar solo unos segundos antes de dirigirse a la casa principal por enésima vez. Les pidió a Paula y a Gösta que esperasen fuera, y entró con Martin. No preveía ningún problema, así que no era necesario que entraran los cuatro.

—Rickard. Tilde. Nos gustaría que nos acompañaran a la comisaría de Tanumshede.

—¿Y eso? ¿Por qué nosotros?

Rickard se levantó a toda prisa. Se pasó la mano por el pelo, que se le quedó despeinado. Aún se le notaban la resaca y el cansancio, tenía los ojos enrojecidos y la frente llena de gotas de sudor, a pesar de que en la habitación hacía frío.

Los ojos de todos los presentes estaban puestos en él. Louise se incorporó despacio y se quedó sentada en el sofá en el que estaba descansando.

—¿Qué pasa? —preguntó adormilada.

Pero enseguida debió de recordarlo todo, porque se quedó como sin resuello. Patrik tragó saliva. No era capaz de mirar a Henning y a Elisabeth, pero notaba sus miradas.

—Hemos decidido detenerle, Rickard, y también tendríamos que hacerle algunas preguntas más a usted, Tilde.

Lo único que se oía era el crujir de la leña en la hoguera y voces dispersas del exterior. Entonces habló Henning, con rabia contenida:

—¿Qué es lo que pasa? Debe de ser un error.

Patrik apretó las mandíbulas. No era frecuente que tuviera que actuar así en presencia de los familiares más cercanos, y sabía que aquello agravaría la tragedia para todos. Sin embargo, su trabajo era averiguar la verdad y, por el momento, Rickard era la persona a la que apuntaban las pruebas. Eran los hechos. Hechos puros y duros.

—Contamos con la petición de la fiscalía. Tiene que venir con nosotros, Rickard. En cambio, a usted, Tilde, no podemos obligarla a acompañarnos, pero dado que aclarar las cosas nos interesa a todos, sería bueno que pudiera contar con toda la colaboración posible por su parte.

Elisabeth buscaba a tientas la mano de Henning. Estaba pálida como la cera.

—Ve con ellos —dijo con impaciencia—. Ve con ellos para que este error se aclare cuanto antes.

—Voy a llamar a nuestro abogado —dijo Henning.

Soltó la mano de Elisabeth y se dirigió a su despacho.

—Venga ya, mamá, son cosas de polis paletos, no va a pasar nada.

Rickard se encogió de hombros, pero Patrik advirtió un brillo de temor en la mirada.

—Pues yo voy también, no pienso dejar que Rickard vaya solo.

Tilde se colgó el bolso al hombro y se dirigió a la entrada.

—Vuelvo dentro de un par de horas —dijo Rickard.

Salió detrás de Tilde y se puso los zapatos y el chaquetón.



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